Para conocer el proyecto ir a : https://cartoversion.wordpress.com
Paulina Varas Alarcón
Estas ideas surgen de una necesidad furiosa por componer y reparar. Me propuse que debía ser afectada por algo que encontrara en este proyecto llamado CARTOVERSION y a la vez me preguntaba de que manera podía proponer una mirada articulada sobre algo que me impactara, me incitara a escribir.
Lo primero que me hizo tomar posición es aquella necesidad de componer un lugar, donde no solamente haya evidencias materiales a modo de huellas que se sustentan en historias patrimonialisantes administradas según el mejor valor de mercado, si no que algún componente más que yo identificaba como fragmentado, algo como un cuerpo que estaba diseminado por diversas memorias, distintas capas de una genealogía que había que volver a recuperar. Y entonces comprendí que había que reconstituir, reordenar volver a armar, y esto sería posible a través de una serie de pistas que estaban depositadas en las reflexiones que las artistas habían recopilado invitando a distintas personas para referirse a sus “fachadas recuperadas”.
Me propuse como una investigadora privada comenzar a pesquisar diversas huellas encontradas en los textos de los convocados y de esta manera intentar componer la primera parte de ese cuerpo mutilado. La idea es entonces, analizar aquellos fragmentos e intentar encontrar algo:
“Pero cuando la ciudad se despierta, el exclusivo aliento de su memoria le da vida al entorno”
“Los procesos de una ciudad se delimitan a partir de nuestros modos de producción y de alguna manera desde nuestra mirada que se extrapola sobre cualidades intangibles, un construir de una geografía intima, un tipo de lectura material sobre un acontecer que devela nuestro territorio y paisaje”
“Hay un sentimiento de ironía que creo es el predominante en este recorrido”
“Organizar un movimiento ciudadano”
“Son cientos de casas, barrios, agrupaciones, sectores, organizados unos, otros menos, algunos colgados de la luz, otros sin agua, sin pavimento, caminos de tierra y surcos de lodo en el invierno”
“Relatos, abandonados, obsoletos, deteriorados, tomo esos relatos y los convierto en canción viva, que alimenta mi hambre”
“Este barrio, -antiguo centro- se fue descorriendo como los cortinajes de sus ventanas”
“He aquí el epicentro desde el cual te has construido, destruido y vuelto a armar”
“La ciudad ahora era /también/ mía”
Esta polifonía de voces manifiesta toda una serie de posiciones que no se registran fácilmente en las fachadas de la urbe. ¿Dónde se registran entonces? ¿En qué lugar vamos a poder depositar aquello que es más bien informe y flexible, aquella reverberación de voces que quieren manifestar desconexiones sobre la supuesta convención de “lo común” en nuestras ciudades? Yo pienso que es más difícil hoy día hablar de una ciudad sin que nos afectemos por lo que significa, a partir de la construcción de nuestra topo-biografía, una especie de biografía del lugar articulada en un cuerpo que realiza una composición colectiva, un coro.
Cuando me pregunto a qué nos referimos con Valparaíso, siempre pienso en una oscilación. No creo que hablar de una ciudad sea fácil, ni menos representarla. Las ciudades tienen formas que podrían ser dibujadas, pintadas, desplegadas, fotografiadas, para de este modo ubicarlas en el imaginario colectivo global y señalar las características específicas de cada una. Pero es justamente en su condición informe donde se depositan las posibilidades de referirse a ellas abarcando su potencial crítico. Lo informe de cada ciudad sería aquello que no es solamente el diseño de los edificios ni su orden espacial, ni los modos de habitar determinados, ni los ciudadanos y las esferas públicas, si no que se trataría de una mezcla indeterminada de límites análogos y lógicas materiales. Estos elementos van tejiéndose, impactan sobre mi biografía y me atraviesan como espectros que componen aquello que entiendo como el espacio común, desafiando su futuro frente a las incertidumbres que se producen cada vez que adjetivamos y pluralizamos aquella palabra intraducible que significa Valparaíso, ¿Al Paraíso?
Hay algo en esta ciudad que se manifiesta como una posición de cierta irrelevancia con sentido. Una especie de biografía colectiva que determina el lugar y el posicionamiento discursivo, más allá de tópicos comunes referidos sólo a localizaciones geográficas. Situándonos en este contexto —determinado por su lugaridad y por su experiencia subjetiva— que se trama a partir de su topografía diseminada y fragmentada, se van conformando distintos sentidos poéticos y políticos que no escapan a un espacio biográfico, herederos de una historia compleja, que a la vez sobrevive a las adversidades del tiempo.
Debo concluir preliminarmente, que pareciera que no nos queda más que la acción simbólica de recuperar y reparar los fragmentos olvidados y encontrados de aquel espacio urbano. Lo que si está manifiesto es que el lugar que construye lo urbano- arquitectónico no es solamente aquello que llamamos ciudad y que tampoco esperamos activar un lugar donde todo sea bien pensante y acomodado, evitando las diversas subjetividades que se enuncian en el lugar que llamamos espacio público. Sobre el supuesto fracaso de una serie de ideas y formas de entender lo público, lo común y lo colectivo, yo pienso ahora que aquel acto de recomposición de los fragmentos, comienza a ser la alternativa para seguir pensándonos hacia delante.
Dejamos a modo de archivo algunas imágenes:






