CICLO UN MAR SIN ORILLAS
Dejadme vivir donde quiera; aquí está la ciudad, allá la naturaleza; cada vez abandono más la primera para retirarme al estado salvaje (…).´El mundo acaba allí´, dicen; ´más allá sólo hay un mar sin orillas´ . Caminar. Henry David Thoreau.
FRANCISCO GABLER
LÍNEA DE BASE
Durante los últimos años distintos sucesos han provocado que Francisco, quien vive en Valparaíso, se cambie de casa varias veces, mudando con ello de piel. Movimientos de tierra donde el espacio anteriormente habitado no pasa al olvido o queda en un recuerdo, sino que con menos o más frecuencia vuelve a ellos, estableciendo trayectos esporádicos. Estas ocupaciones y nuevos tránsitos dentro de la misma Ciudad construyen mapas físicos y mentales, que como cartografía experiencial y posicionamiento geográfico, y en la medida que el tiempo pasa, van modificando y densificando las formas en que su memoria reciente tensiona nociones como ciudad, suelo, habitar, ocupar y desocupar lo cotidiano.
Este recuerdo del andar va dejando rastros como manifestación de una cercanía, por muy lejos que pueda estar aquello que lo deja[1]. Huellas que aparecen mediante dos procedimientos, en el primero la fotografía, registra fragmentos de suelo de la plaza Victoria en una lectura manipulada y azarosa, dónde los patrones aluden al mismo tiempo a lo propio y anónimo, lo ideal y fracturado, lo real y ficticio. Luego, surge el dibujo – trazo escultórico como escritura incierta dispuesta a guardar fragmentos del transitar por los cerros Merced, Cordillera y Monjas, formando parte del procedimiento de su mundo privado, del montaje de su propia memoria.
[1] Benjamin, W., Das Passagen-Werk, citado en Chul Han B., La Expulsión de lo distinto, 2017