
Caminar no trata solamente de ponerse un par de zapatos y salir quién sabe dónde, sino que entre muchas cosas, involucra tener plena conciencia de que una vez iniciado el andar, no hay retorno posible. Henry D.Thoreau pensaba, dejadme vivir donde quiera; aquí está la ciudad, allá la naturaleza; cada vez abandono más la primera para retirarme al estado salvaje (…).´El mundo acaba allí´, dicen; ´más allá sólo hay un mar sin orillas´ .
Un mar sin orillas, aborda la performatividad de los cuerpos en cuanto pieles o capas que despliegan múltiples trayectos y nociones de valor que nos van permeando, estableciendo relaciones biográficas, históricas, ecosistémicas, geopolíticas y sociopolíticas. Cuestionando la construcción simbólica de lo común elabora distintas hipótesis sobre lo que consideramos como verdad dentro de nuestras formas de vida.
“Verdades” que emergen discursivamente del investigar algunas identidades cotidianas instaladas por el capitalismo tardío en el cono sur y cuestionarlas. Francisco Gabler, José Pemjean, Claudia Riquelme, Sebastián Calfuqueo y quien escribe, hemos elaborado cartografías de sentido que abordan el cuerpo desde lo biográfico y sus mordazas, desde la relación que establecemos con el espacio social y el cuestionamiento de las fuerzas que generan un impacto destructivo o aún desconocido para nuestra coexistencia.
En Un mar sin orillas, el mar es el tiempo ciego e imprevisible aparentemente domesticado por otros, que se niega a permanecer en los moldes impuestos por los constructores de orillas, estableciendo posibilidades de encuentro en el disenso.